viernes, 25 de febrero de 2011
7º Certamen de Videoclips - 24 Semana de Cine Medina del Campo
Busca tu videoclip favorito y llévalo a la victoria:
http://www.rtve.es/radio/radio3/videoclips-medina-del-campo/
sábado, 8 de mayo de 2010
El Videoclip como Espacio Simbólico de la Posmodernidad (parte 1)
INDIVIDUACIÓN: MUERTE SIMBÓLICA
viernes, 12 de marzo de 2010
lo que se ha dejado atrás...
martes, 9 de marzo de 2010
Untitled 1
sábado, 21 de noviembre de 2009
Para sentir y pensar
I CRIED FOR YOU Katie Melua (UK, 2005) bajo la dirección de Babanuki:
martes, 17 de noviembre de 2009
Los Videoclips como cuentos de la posmodernidad II
Uno de los “cuentos maravillosos” más antiguos es la Cenicienta. De origen y autor desconocido, transmitido hasta donde se conoce de forma oral, y recogido por escrito desde hace ya varios siglos en diferentes culturas, la Cenicienta nos llena de moralejas y nos prepara para la vida (sobretodo al género femenino) de una forma que aún sigue vigente en el inconsciente colectivo de la humanidad. Por eso, este tipo de relatos míticos no pierden nunca su vigencia y son transmitidos de una forma u otra a lo largo de los siglos y las diferentes culturas.
La versión más extendida actualmente en la sociedad occidental es la que transcribió Charles Perrault en 1697, si bien en la continuación de su transmisión ha ido adoptando ligeras variaciones, sobretodo desde que Walt Disney realizara su versión cinematográfica en 1950, interpretando a su modo el cuento. Desde entonces, Cenicienta se ha convertido, en nuestra sociedad, en un icono con imagen propia. La rubia y delgada protagonista se adaptaba perfectamente a las convenciones del momento, y sus enseñanzas acerca de la bondad, la inocencia, la belleza y la fragilidad que deben ser salvadas sitúa al género femenino donde precisamente se esperaba que estuviese.
De igual forma que la sociedad ha ido evolucionando desde entonces, lo han hecho las “sub-representaciones” de la cenicienta típica de cada momento. Bajo la sombra de la versión del gigante norteamericano, que se impuso con fuerza al ser el primero en lanzar de esta forma masiva tales realizaciones audiovisuales de los cuentos de hadas (lo que marcó un antes y un después en el entendimiento y la apropiación que cada individuo debería hacer con ellos), la sociedad occidental, cada vez más globalizada, fue evolucionando en tecnología y mentalidades, y desde luego hoy en día la película sigue siendo el referente, pero las elaboraciones actuales ya no pueden centrarse en una criada que vive en un castillo y va al baile de un príncipe casadero. Las ciudades han cambiado, los productos industriales han cambiado, las poblaciones han cambiado, han cambiado las familias y ha cambiado la situación y la forma de ser de la mujer. Hoy en día, los niños y jóvenes crecen viendo cine y televisión, jugando a videojuegos y relacionándose a través de Internet la mayor parte de su tiempo libre. Por eso, es importante e interesante centrar la mirada en cómo se reciben ahora los cuentos maravillosos y todo su simbolismo, y, en lo que nos concierne, el caso concreto de La Cenicienta.
Puesto que los mensajes que nos dejan estos cuentos, desde sus inicios y hasta ahora, son elaboraciones simbólicas que representan los imaginarios colectivos y las enseñanzas que se supone nos prepararán para un desarrollo correcto en la vida, situándonos en los arquetipos (pero también en los estereotipos) que nos integrarán en nuestra cultura de forma correcta y nos aportarán la sabiduría necesaria para desarrollarnos óptimamente, siguen estando presentes en las formas de comunicación de cada época. Hoy en día, en el auge tecnológico y virtual que vive nuestra sociedad, tales mensajes no pueden casi ser ya integrados de forma oral, y por eso los encontramos en el resto de manifestaciones que producimos, sobretodo, la audiovisual: aquella que acapara casi la totalidad de nuestra atención cada día.
En este sentido, el videoclip, que se descubre como una de las últimas formas de expresión y comunicación audiovisual, se ha configurado como un espacio en el que podemos asistir al imaginario colectivo actual. Un espacio sin reglas que se presta a la creación artística pero también a la labor de la publicidad, de forma que estereotipos y simbolismos son el plato principal.
Con un público mayoritariamente adolescente, la función de los cuentos maravillosos ha quedado relegada a este tipo de producciones, junto al cine y otros formatos televisivos, y, así, los personajes clásicos que encontrábamos en aquellos relatos han adoptado su propia forma e imagen postmodernistas. Sigue habiendo cenicientas, pero ahora también hay cenicientos, y sobretodo, ya no acuden a castillos reales a buscar a sus príncipes. Ahora, hay otros lugares. Y también otras formas.
Videoclips:
Original Sin (Elton John). Dirigido por David LaChapelle en 2001 (posteado anteriormente).
She´s The One” (Robbie Williams). Dirigido por Dom Hawley y Nick Goffey en 1999.
Tell Me Something I Don´t Know (Selena Gómez). Dirigido por Elliot Lester, 2008.
sábado, 19 de septiembre de 2009
Publicidad o Arte
Desde la primera vertiente podríamos dar cabida a todas aquellas opiniones fundamentadas en la superficialidad del clip musical. Estar vinculado al mundo publicitario implica una connotación negativa por la que el contenido se entiende vacuo y con un único fin destinado a la venta. Ello, por supuesto, supone que las imágenes contenidas se basan en estereotipos y reflejan realidades que no están al alcance de los verdaderos receptores del formato.
Desde la segunda, debemos fundamentarnos en el origen y la historia que configuran al vídeo musical. Nacido y generado de manos de artistas y desarrollado por estos y cineastas, de la mano del auge de la tecnología digital y del posmodernismo, el videoclip se define por ser terreno de experimentación audiovisual y creación artística, albergando los más modernos efectos y técnicas, que posteriormente pasarán ya a ser emulados por el cine y otras formas de creación audiovisual o digital.
La clave se encuentra en aprender a mirar, y no solo ver. No puede definirse al videoclip como parte de un concepto u otro, sino que se trata de un formato con entidad propia que incluye las dos vertientes. De esta forma, comprobaremos cómo nos encontramos ante uno de los formatos más fascinantes antropológica, sociológica y artísticamente, donde, por primera vez, la intención y el resultado artísticos son lanzados masivamente y recibimos por el gran público de forma positiva. El arte experimental ya no es solo fuente de entendimiento para grupos marginales e intelectuales. El videoclip es, por fin, una verdadera vía de comunicación entre arte y sociedad. Los estereotipos están, pero también la simbología y los arquetipos, y, de cualquier forma, los estereotipos son algo creado por la sociedad, al igual que los medios. No existe tal peligro de manipulación de las masas. Es, así, el videoclip, un arte difetente. Un arte mediático, podríamos concluir.