viernes, 15 de mayo de 2009

El Videoclip como Espacio Multidisciplinar


Según Marta Pérez Yarza, el videoclip se compone de tres niveles de significación: la letra (nivel verbal), la música (nivel musical), y las imágenes (nivel icónico) (Videoclip e Imágenes del Descrédito, 1996). Ninguno de ellos puede ser obviado, pues todos forman la esencia total del resultado, se trata de una configuración basada en la famosa teoría de la Gestalt, en la que el todo es más que la suma de las partes. Porque, el videoclip, es una nueva disciplina aparecida a principios de los 70, cuando los artistas y creadores encontraron un nuevo vacío en sus opciones. Pero, además, está formado a partir de la unión de otras disciplinas, algunas de ellas tan antiguas como el mismo ser humano, y, otras, recién nacidas como el mismo clip musical. El videoclip se nos descubre como un espacio para expresión musical, al ser la música uno de sus principales componentes, tan importante, que sin ella la creación del videoclip sería imposible. Pero, también, el vídeo musical es un espacio para la expresión literaria, pues la mayoría de estas canciones suelen ser letradas. Desde su nivel icónico, descubrimos también múltiples aportes; por un lado, aparece el cine. Todos sus desarrollos, tanto desde la vanguardia experimental, como desde el más puro clasicismo, son válidos en este formato. Y, el cine, implica la actuación, y el videoclip, más todavía, pues su principal objetivo es la expresión: la performance elevada a su máxima potencia, porque, en el clip musical, casi nada es imposible. Y en tal actuación nos remontamos al teatro, una de las artes más antiguas de nuestro género. Por otro lado, el nivel icónico implica un proceso de grabación y un posterior montaje, en donde entra el vídeo y sus técnicas, así como la teoría de la narrativa audiovisual. Y, para todo ello, para su desarrollo, aparece en el videoclip una nueva técnica que no había sido hasta el momento aplicada en otros formatos: la tecnología digital, esto es, el desarrollo 3D, la infografía y la animación. Porque cuando el videoclip nació, todas las variables necesarias habían coincidido en el mismo punto exacto para ello. La situación social, la situación económica, la situación tecnológica y la artística. El vídeo era el nuevo medio, pero ya había sido explorado en todas sus posibilidades, y el arte volvía a sus orígenes plásticos limitado por la llegada del fin de todo un siglo de innovaciones. Y, por su parte, la tecnología digital comenzaba a dar sus primeros pasos de cara a productos públicos, y encontró, en el videoclip, el formato perfecto, de corta duración y necesidad de impacto, para experimentarse a sí mismo.


Por eso, presentamos al videoclip como un espacio multidisciplinar total; un espacio donde artistas de cualquier género pueden explorar sus necesidades. ¿Estamos, quizás, ante la definitiva obra de arte total, la verdadera Gesamtkunstwerk?

All Is Full Of Love, Björk. Dirigido por Chris Cunningham en 2000:


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